January 11, 2005

HEFNER

por Jo(r)ge

Quienes se sintieron atraídos por el título esperando encontrar fotos de mujeres desnudas, o leer anécdotas de las célebres fiestas en la Mansión Playboy, puede ir cambiando de blog. El Hefner al que me refiero es el grupo (o mejor dicho, el seudónimo) de Darren Hayman, un gran poeta que le canta a Londres y las relaciones humanas modernas en la mejor tradición del pop inglés, esa que tiene a Ray Davies y Pete Townshend como mayores exponentes, irónico, elegante y con sentido del humor.

Musicalmente tampoco esconden sus orígenes: los anteriores nombrados, Lennon – McCartney, Bowie, pop típicamente inglés (Badfinger, Squeeze, XTC), algo de Northern Soul, , esmero en los arreglos pero sin petulancia... y un cierto acercamiento a viejos terrenos del rock alternativo (Pavement, para ser más específico). Más o menos lo mismo que mamaron los culorrotos Gallagher, pero sin limitarse al calco desvergonzado de éstos. En algunos momentos siento que su música es la que debería estar haciendo hoy Paul McCartney si no le hubieran calado el faso en Japón; no creo que sea conciente de todo lo que perdió en ese día funesto para el rock. Al amigo Hayman le sobran el buen gusto y la honestidad, por lo menos le sobraban hace tres años, cuando editó este álbum.



A la primera escucha pueden pasar desapercibidos los encantos de este disco; hay que prestarle atención para descubrir todos sus detalles, los coros, los apuntes de viento en “Hold me closer”, “The greater London radio”o “She can´t sleep no more”, la fragilidad de “As soon as you´re ready” o la sinuosa “We love the city”, y su aquelarre guitarrero en el final, canción que abre el disco y le da nombre, además.
Y qué letras. Desventuras urbanas del individuo que se enamora hoy, mañana y traspasado también, encadenando amor y fracaso de una forma casi sádica, en un escenario bohemio, nocturno y regado por Chardonnay. Nada de problemas laborales, económicos o políticos. El amor, con todas sus virtudes pero más defectos es el protagonista principal: amor a la mujer, a la ciudad, al mero hecho de enamorarse aún sabiendo que el corazón saldrá maltrecho, al instante perfecto con tu pareja, al sufrimiento romántico... El concepto puede recordar a Pulp, con un sonido menos ampuloso y afectado, más desnudo, letras humildemente confesionales en un lenguaje sencillo y muchísima más credibilidad.
Si bien antes decía que el disco carece de mensaje de algún tipo, la excepción es la explícita “ The day that Thatcher dies”, simpática diatriba contra la Vieja de Hierro entre el soul a la “Young americans” y el rock´n´roll de “Diamond Dogs”.

We will laugh the day Thatcher dies
Even though we know it´s not right
We will dance and sing all night
I was blind in 1979
By ´82 I had clues
By 1986 I was mad as hell
The teachers at school
They took us for fools
They never taught us what to do
But Christ we were strong
We knew all along
We taught ourselves the right from wrong
And the punk rock kids
And the techno kids
No it´s not their fault
And the hip hop boys
And heavy metal girls
No, it´s not their fault
It was love
But tories don´t know what that means
She was michelle cox from the lower stream
She wore high-heeled shoes while the rest wore flat soles
And the playground taught her how to be cruel
I talked politics and she called me a fool
She wrapped her ankle chain round my left wing heart
Din dong the witch is dead
Which old witch?
The wicked witch
Ding dong the wicked witch is dead


Directa e inocente como toda buena canción pop clásica, obviamente regala un estribillo memorable. El disco ideal para practicar la relajante actividad de jugar al FIFA 99, fumar un buen caño y escuchar música. Y el disco del año, a pesar de que nació en el 2001.



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