August 30, 2004
Esos discos
LYSERGIC EMANATIONS – THE FUZZTONES
por Jo(r)ge
Estoy escuchando a los Fuzztones, tras una pausa más larga de lo debido, y me atrapan como a la primera escucha, hace ya más de quince años. Principalmente “Lysergic emanations”, posiblemente su mejor y más popular obra, y disco que me acompaña en estos precisos instantes. Es la reedición de Music Maniac, cool pero modesto sello alemán pregonero de las potentes bondades del sixties punk revival que sacudió Europa a mediados de los ochenta, y contiene cinco temas más que la edición original en vinilo de Pink Dust, 1985. El sonido es cutre, lo reconozco, pero es así porque tenía que ser así. Crudo, hipnótico, enérgico, climático... en las condiciones adecuadas, este disco te traslada al Spahn Ranch , California, julio de 1969.
(La primera vez que escuché a la banda fue un sábado de tarde, en la radio. Quien me la presentó fue J. A., dj que muriera poco después en un confuso incidente en un pub)
Lysergic emanations es impresionante por donde lo agarres, pero hay dos canciones que para mí destacan sobre el resto: el cover de “Strychnine”, original de los Sonics, y “Highway 69”, de cosecha propia. Esta última es un misil psicodélico que debería sonar en la prometida secuela de “Easy Rider”, dos minutos treinta y ocho segundos de viaje triposexual guiado por una guitarra empapada de LSD y un órgano que haría vomitar a Fattorusso. Rudi Protrudi, Fuzztojefe y alma de la banda, perversamente invita a una pequeña niña a tomar el camino erróneo, dejar atrás su pequeño mundo y desatar su mente para viajar por la carretera 69. Non stop psycho erotic cabaret.
“Strychnine” es un clásico del garage rock, versionada por todos y todas, incluso Cadáveres Ilustres la tocaban en vivo hace años. Pero ninguna versión alcanza la intensidad de ésta. El intro de órgano con que arranca es de extracción clásica, para enseguida transformarse, con la entrada de los demás instrumentos, en el característico riff de la canción.
Some folks like water, some folks like wine
I like the taste of straight strychnine
Well you may think it´s funny, that I like this stuff
Once you tried it, you can´t get enough
Pero lo que más me atrae es la voz de Protrudi. O mejor dicho, cómo canta, cómo desconsolada pero potentemente entona la letra confesando su relación con la estricnina, eso sí, esbozando una categórica excusa, una justificación que recalcará en el estribillo. Por más que los aciertos a nivel de textos no son propios, sino de Jerry Roslie, tecladista y cantante de los Sonics, me gusta en particular el giro vocal que Protrudi le da a la canción, entre el arrepentimiento y la bravuconada, entre la resignación y la advertencia.
Wine is red, poison is blue
Strychnine is good for what´s ailin´ you
Y acá irrumpe la guitarra, bordando un corto pero certero y afilado solo, ideal para ejercitar el noble arte del air guitar, mientras al fondo, el tipo ladra como un perro. Obviamente la instrumentación también es fundamental en el atractivo de la canción, ya que si bien la transforma sustancialmente, no le resta nada de su espíritu, sino que la adapta al estilo Fuzztone, cambiando el piano original, claramente heredero de Little Richard por el órgano característico de la hermosa Deb O´Nair, pilar en el sonido de la banda. Tras el solo Protrudi repite el estribillo y en la siguiente estrofa advierte, eufóricamente pero sin perder la resignación, que algún día vas a probarla vos también, con los consiguientes efectos en tu psique. Y como dijo alguien hace ya 2004 años aproximadamente, el que quiera oír, que oiga.
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