July 22, 2004

ah...la nostalgia

por jo(r)ge

En Vuélvete Underground, especie de dream team blogota, Amadeo reflexionaba sobre el papel que la nostalgia juega cuando recordamos las bandas con las que nos iniciamos en esto del rock´n´roll. Yo, que ya nací nostálgico, me enganché enseguida con el tema y “descubrí” que uno de los principales pilares de mi cultura musical es el rock español de los 80, ese que arranca en “la puta movida”, como la describió, ingratamente, mi difunto amigo (y más madrileño que las tapas y el carajillo), Angel. Incluso algunas de las principales bandas uruguayas post dictadura demostraban estar muy influenciadas por los grupos hispanos, una característica de lo más extraña, a mi juicio.

Aquí va una “young person´s guide to rock torero”, hecha con mucho amor y muy poca objetividad. Que de eso se trata esto, coño, que esto no es el puto Rock de Lux.

GABINETE CALIGARI. En sus comienzos estaban alineados en la corriente siniestroide de Cure, Bauhaus y otros para luego, lentamente, introducir elementos más afines a la cultura española. De su primera etapa destaco canciones como “Que Dios reparta suerte”, una especie de flamenco dark, “Mentir” o “Sangre española”, de temática taurina, todas editadas en 1983. Al año siguiente publican el EP “Cuatro Rosas”, altamente recomendable y en el cual esbozan su nueva dirección, agregando teclados, vientos y, en el tema del título, clavicordio y fliscornio. Es una de las mejores canciones que se han escrito en nuestro idioma, una oda romántica y etílica a ese amor perdido por el cual uno pasa toda la noche acodado en una barra y dándole la lata al cantinero de turno. La ruptura con sus comienzos es total, tanto a nivel musical como de letras y así queda demostrado en “Al calor del amor en un bar”, su disco de 1986 que los hace famosos en toda España. Pero la explosión llega con “Camino Soria” (1987), donde sorprenden ahondando en la canción melódica internacional (“Suite nupcial” podría haberla interpretado Julio Iglesias de anfetas), el soul via The Jam (“Tócala, Uli”, homenaje a su saxofonista caído en combate), el flamenco pop (“La sangre de tu tristeza”)…todas las canciones que componen este disco son buenísimas, pero hay que escucharlo sin prejuicios. Es justo señalar que los arreglos de todos los temas pertenecen a Esteban Hirschfeld, uruguayo ex integrante de Los Mockers residente en España. Hoy están separados y su guitarrista y líder Jaime Urrutia acaba de editar como solista.

LA POLLA RECORDS. un clásico de nuestros años punkarras, “Salve” (1984) fue la banda sonora en el funeral de la dictadura uruguayo. Hijos directos del punk inglés, y vascos hasta las mancuernas, escupen canciones rebosantes de energía y sarcasmo que critican al que se les ponga delante, sean las instituciones políticas o religiosas (“Delincuencia”, “Salve”), las modas y la industria musical (“Muy punk”, “Estrella de rock”) o la frustración juvenil (“Venganza”) . Necesarios en cualquier reunión de treintaypico , sobre todo si el dueño de casa conserva el mismo gusto de mierda del que hacía gala en el liceo. Nos visitaron hace unos años y todavía tenían lo suyo para decir.

KORTATU. Otros viejos conocidos del público uruguayo, también nos visitaron aunque en su encarnación como Negu Gorriak y recientemente en la etapa solista de su líder, Fermín Muguruza. Tan punks como La Polla, pero con un alto componente de ska en su música, fueron la cara más conocida, divertida e imaginativa del Rock Radical Vasco de principios de los 80. Sus dos primeros discos (“Kortatu” de 1985 y “El estado de las cosas” de 1986) son, a mi juicio, lo mejor de su obra, sobretodo porque los siguientes están cantados totalmente en euskera, lo que los hace incomprensibles para cualquier individuo normal. De más está decir que sus letras son combativas, pro ETA e izquierdistas pero con un toque de humor:

Qué bien me lo estoy pasando bailando este ska
Qué bien me lo estoy pasando creo que me voy a matar
Esto es lo último que dijo Manolo Rastamán
Se tiró desde un octavo al son del último compás
La vecina del sexto oyó como gritó
Que os den por culo a todos que esto se acabó


("Manolo Rastamán")

A ritmo de ska, obviamente. Otras canciones para hacer bailar a la abuela y disfrutar con la vieja como un enano son “Nicaragua Sandinista”, “Mierda de ciudad”, “La línea de frente”, todos aguerridos himnos. Son ideales, además, para la misma reunión de treintaypico en caso de tener ganas de hacer el gamberro y sin ningún disco de La Polla cerca. Decir que eran los Clash españoles no está lejos de la realidad, incluso grabaron una versión de Jimmy Jazz en español. Pero un lugar común como ese, también es quitarles un poco de mérito.

LOQUILLO Y LOS TROGLODITAS. Baluarte del rock español, aunque personalmente me cae antipática su soberbia y sus actitudes de niño caprichoso, pero dudo que le preocupe mi opinión. Además es un cantante formidable. Su primera etapa, en la que contaba con el guitarrista Sabino Méndez, es lo mejor de su carrera, luego de la partida de éste y tras infructuosos intentos por disimularla se volcó a la chanson francesa (Brel, Vian) y ya no fue lo mismo. “A por ellos... que son pocos y cobardes!”, doble en vivo registrado en varias ciudades de la Madre Patria en 1989, es una buena recopilación de su obra. Participa el propio Méndez en algunos temas, aparentemente recuperado de su adicción a la heroína, sumando guitarrazos y legitimando el producto. El primer disco arranca rockeando (“Carne para Linda”, “Chanel, cocaína y Dom Perignon” – gran título-, “Quiero un camión”) para después bajar el ritmo acercándose al jazz parisino de los 50 (“Brisa de abril”, “En Dino´s a las 10”) y cierran esa cara con una potente “La mataré”.
La segunda parte revisa los comienzos de la banda y es puro rock´n´roll (“Besos robados”, “Todo el mundo ama a Isabel”, “Ritmo de garage”), interrumpido por una gran balada, “El rompeolas”, para después llegar al apoteótico final con “Barcelona ciudad”, seguramente jugando de local. Le perdí el rastro y francamente, no los extraño mucho.

RADIO FUTURA
Los más modernos del lote, en cuanto a sonido. Nacieron con la movida y alcanzaron la fama en menos de lo que demorás en decir “Almodóvar”. Tienen canciones memorables, como “Semilla negra”, “Escuela de calor” o “La negra flor”, facturando un pop de calidad, con toques new wave y conducido por las omnipresentes guitarras. De su discografía me quedo con “Veneno en la piel”, de 1990, producido por Ollie Halsall, respetado músico inglés de comienzos de los 70. El álbum es un hermoso tapiz tejido por las guitarras eléctricas y acústicas, bordando filigranas árabes en la canción que da nombre al disco, disparando riffs pegajosos (“Condena del amor”, “Si me dejas solo”) o rasgando sensiblemente en “Corazón de tiza”.
Interesantes y en algunos casos enigmáticas letras sobre las relaciones humanas, mujeres malas y amigos desconocidos. Una joya.

BURNING : en algún momento fueron LA banda de rock´n´roll español. Escribieron grandes canciones y buenas letras, gastaban una imagen que mezclaba el glam vía Lou Reed con los Stones setenteros, la heroína y demás drogas eran su dieta diaria y encima algunos integrantes se mudaron al otro barrio antes de lo previsto. No te dejes engañar por su espantoso nombre, “El fin de la década” es un compendio del mejor rock en nuestro idioma, descendiente directo de “Sticky fingers” o “Let it bleed” y poblado de prostitutas, perdedores imperturbables y dealers, personajes que podrían ser protagonistas de cualquier letra de Johnny Thunders o Lou Reed. Sólo la balada “Que hace una chica como tú en un sitio como éste” vale por toda la discografía de La Oreja de Van Gogh. Al ser incluída en la película del mismo nombre (Fernando Colomo, 1978) los sacó del reducido circuito de bares para disfrutar del éxito masivo por unos años, hasta que el modernismo se apoderó de Madrid y los relegó por anacrónicos. “El fin de la década” recorre el rock clásico (“Seducción”, “Mueve tus caderas” y su letra inocentemente optimista ), el reggae (“Un poquito nada más” o la descripción universal de lo que significa ser adolescente y enrollado) y tres grandes temas, la ya mencionada “Que hace una chica...”, “Lo que el tiempo no borró” y “Balada para una viuda”, que cortan el aliento.
Hoy en día siguen en activo, elevados a la categoría de mito viviente, pese a que sólo permanece uno de sus miembros originales, el legendario Johnny.

ILEGALES. Un power trio mortífero, provienen de Asturias y su líder, Jorge Martínez es todo un personaje, bravucón, pendenciero, calvo y borracho como un pirata, pero con una sensibilidad literaria admirable. “Princesa equivocada”, “Enamorados de Varsovia” o “La casa del misterio” son baladas inolvidables que muestran el lado tierno del tipo, mientras que “Soy un borracho”, “Eres una puta”, o “Ella saltó por la ventana” nos muestran su vena más salvaje. Los dos primeros discos, “Ilegales” y “Todos están muertos”, son de adquisición obligatoria, pero su obra de los 90 es muy recomendable. El doble en vivo “Directo” recoge todos los clásicos de la primera época y es un buen lugar por donde empezar a conocerlos. Todavía arman una buena trifulca al terminar sus conciertos.

DOGO Y LOS MERCENARIOS. Son de tercera división, es verdad, pero tienen un aura de autenticidad envidiable. Además de ser una debilidad personal. Hijos directos de Burning (incluso le han calcado más de una letra), comparten con ellos la afición por el rock canalla de los 70 (Stones, NY Dolls, Thunders) tanto a nivel musical como visual. Su primer disco, “Ansia” (1987), es un bólido propulsado a riffs cortantes y ponzoñosos, y urgente a más no poder. Los junkies (“Ansia”,) el sexo (“Sólo mi cuerpo”) y la gente de la calle (“Siete cortos años”) son los protagonistas de las historias que Dogo canta como si le fuera la vida en ello. Mención aparte merece la hermosa “Sueños rotos”, bares, mujeres y la última copa de la noche.
Sus dos siguientes discos, “Llueve en Sevilla” y “Mala reputación” mantienen el nivel, destacándose la brumosa “El hombre burbuja” con su letra existencial y “Polígono sur” (con la presencia del guitarrista gitano Raimundo Amador) del primero, y “Mil noches sin ti”, “Hoy vamos a ponernos bien” y “Angel” del último, ésta dedicada a mi amigo, víctima de la heroína.

LOS COYOTES: prácticamente desconozco todo sobre esta banda, excepto que en 1983 editaron “Mujer y sentimiento”, obra precursora del despreciable rock latino, pero hecha con gracia y respeto. Claro que desde la óptica de un europeo, y ahí es donde falla, en caso de ponernos exigentes. Pero canciones como “Mira como tiemblo”, “Señales del destino” o “El mono” son divertidas incursiones rockeras en ritmos centroamericanos, ilustradas por letras ingeniosas y mucha convicción. “100 guitarras” es un corrido que asombró a Joe Strummer.

SINIESTRO TOTAL. Viejos conocidos de nuestro público, estuvieron a punto de tocar en el Centenario pero una traicionera tormenta obligó a suspender el festival que los tenía como estrellas indiscutidas. Igualmente ofrecieron un potente show sorpresa en Underbar, en una noche calurosa e inolvidable, junto a The Supersónicos, y éstos ya nunca fueron los mismos. “Cuándo se come aquí?”, de 1982, es mi disco favorito de estos gallegos incorrectamente irrespetuosos. Sus jocosas letras son la marca de la casa (“Todos los ahorcados mueren empalmados”, “Las tetas de mi novia”, “Ayatolah”), blindados himnos punk rock que no han perdido su gracia.


No hace falta aclarar que muchas y buenas bandas quedaron en el tintero, pero esta breve reseña no tiene ánimo enciclopédico.


2 comments:

benito said...

¿Pero te quedás con Haloscan con esta cosa de Blogger? qué tipo indeciso...

Con todo lo tribunero que es, hay que decir que en el "A por ellos..." casi todas las versiones son mejores que las originales. Hay una autobiografía de Sabino Mendez que me iban a prestar y que me imagino interesantísima.

Curiosamente en los abominables Loquillo post-Sabino hay una gran canción: "Diez años atrás", que no conviene escuchar si uno es mayor de treinta a riesgo de sobredosis de nostalgia.

Anonymous said...

en la grandísima, enorme, Ruta 66 hay adelantos del libro de Méndez, y son colosales. Ya lo tengo encargado, después de leerlo te lo paso.