June 08, 2004

Pepe y Chita

Al amigo José Stalin había dos cosas que lo enloquecían: agotar los pasajes a Siberia y el cine. Y en ambos rubros se vanagloriaba de ser un especialista. Como crítico de cine era bastante exigente y tenía la capacidad de vetar de manera drástica cualquier película que no completara su exigente código estético. En este artículo de The Telegraph, se recuerda su amor por Tarzán y John Ford, su apropiación de la cinemateca de Goebbels y una orden para matar a John Wayne,frustrada oportunamente por un menos cinéfilo Nikita Krushchev. Su método de asteriscos era de una contundencia que hace arder de envidia a mucho criticastro que anda en la vuelta: si la película está bien champagne con el jefe, sino una visita de unos sicarios muy poco amigables.

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